Aquí podemos ver las opiniones sobre el intercambio entre franceses y españoles que se ha realizado entre nuestro instituto y la localidad de Charleville-Mézières, departamento de las Ardenas, región Grand-Est. ¿Qué opinan los franceses que han venido a nuestro país?
Myrtille Cornuet
Hola me llamo Myrtille, tengo 16 años, vivo en el norte de Francia. Estoy en primero de bachillerato y soy la correspondiente de Carmen. De hecho estoy muy contenta de recibirla en Francia porque ella ha descubierto la cultura de mi país. Con la familia de Carmen, he visitado muchos lugares como Madrid, Granada y Baños de la Encina. Después, he descubierto la gastronomía española con los ricos platos típicos como la paella, la tortilla de patatas y las croquetas, ¡me encantan!
En el instituto, me integré rápidamente y me sentí bien, así he podido crear lazos con los amigos de Carmen. El ambiente de la clase es muy diferente y el ritmo escolar también. Los días de instituto son más cortos en comparación con los días de clase en Francia, donde las clases comienzan a las 8:00 y terminan a las 18:00 con un descanso de una hora para comer a las 12:00. Lo que permite tener más tiempo libre para hacer deporte, los deberes y ver a los amigos. Además, aquí los alumnos tutean a los profesores mientras que en Francia está prohibido, esto crea una relación casi amistosa que es impensable en mi instituto. Me gustó mucho participar en los cursos de francés con las diferentes clases para ayudarles a mejorar su francés. También presenté mi ciudad con mi amiga durante el curso de patrimonio. Con los profesores del instituto he podido visitar el pueblo, sus iglesias y luego hacer una degustación de aceite de oliva y mermelada de aceite, la cual he comprado para que mi familia pueda probarla porque no existe en Francia.
Esta experiencia de intercambio en España me ha permitido hacer muy buenos amigos. Es una experiencia enriquecedora desde el punto humano, cultural y lingüístico. Me despido emotivamente de mi familia de acogida, de mis amigos y de los profesores.
Gracias a todos por permitirme vivir esos momentos. ¡Muchas gracias!
Arthur Aernout
Si tuviera que hablar de mi estancia en España, empezaría por la persona que fue como un hermano pero también como mi mejor amigo durante dos meses. Dos meses pueden parecer poco, pero vivimos una gran cantidad de experiencias que nunca olvidaré. Gracias, Mario.
Después, les presentaría a la familia de Mario. Pasar un mes lejos de tus padres puede ser difícil, pero todo se vuelve mucho más ligero cuando te acogen personas tan cálidas, en un hogar lleno de vida y de momentos compartidos donde nunca te aburres. Con un padre de un humor irresistible que nos hace reír cada día y una madre atenta que siempre cuida del bienestar de todos, uno se siente en casa desde el primer momento. Por eso puedo decir con total seguridad que no podría haber encontrado mejor. Gracias a Manolo, Juana, Candela y, sin olvidar Lupe.
Creo que la verdadera experiencia reside en descubrir al otro, y en eso los andaluces sois únicos. Los amigos de Mario se convirtieron muy rápidamente en los míos, y pude vivir risas (muchas), a veces lágrimas y un número infinito de recuerdos inolvidables. Gracias a Bustos, Raúl, Javi, Carlos, Dani, Álvaro Gitano, Jotilla, Mario G, Magaña, Soriano, Pedro José, Minilla, Farragu, Lucas, Ismael, Guacho, Perico, Álvaro García, Samu, Bermejo, Mounir, Rayane, Jose, Luis Pancho, Frutero y Alberto Cruz.
Más allá de las relaciones humanas, descubrí una nueva manera de vivir y de estudiar.
La cultura española no está muy alejada de la francesa, aunque sí existen algunas diferencias. Los españoles viven en la calle; no sé si es por la suavidad del clima o simplemente porque tienen una necesidad constante de reunirse con sus amigos y pasar buenos momentos juntos a mi me encanta. En lo que respecta a la comida, aquí te reto a encontrar un plato que no lleve aceite. Más en serio, me encanta la gastronomía española aunque con todo el cariño la francesa no la supera nadie.
La vida de un estudiante de instituto en España es más agradable que en Francia. Es cierto que el horario es más flexible, pero creo que sobre todo se debe a la relación tan buena que los alumnos tienen con sus profesores. Todo es más ligero, más natural; no nos complicamos con grandes fórmulas de cortesía, se tutea y se llama por su nombre. Agradezco entonces a todos los profesores (aunque no siempre haya sido un alumno perfecto) por haber intentado integrarme lo mejor posible en sus clases.
Por último, no puedo dejar de hablar de mi querido Villanueva. Un pueblo pequeño, sí, pero de una riqueza increíble: una cultura fuerte, unos paisajes magníficos y unos habitantes llenos de generosidad y de cariño. Me encantaba despertarme cada mañana viendo los olivos hasta donde alcanza la vista.
Gracias por todo,
El Gabacho, Arthur Aernout
Romane Przybylski
Creo que mi estancia en España solo tiene aspectos positivos. Claro, hubo cosas que me gustaron más o menos, pero ninguna me desagradó. Lo único que sé es que cada instante que pasé allí, cada momento y cada encuentro que tuve aportaron algo enriquecedor.
Pienso que lo más bonito de un viaje es la cultura y las experiencias que vivimos cuando nos sumergimos en el día a día de un lugar nuevo: aprender un poco de la cultura y acercarse a las personas.
Conocí a personas maravillosas, tanto amigas como su familia. La barrera del idioma fue difícil al principio, pero en realidad era lo que hacía la experiencia aún más interesante, pues desde el momento en que nos comunicamos (no enseguida, sino poco a poco) vimos que no era solo a través de fotos o un traductor, sino realmente entre nosotros.
Los españoles son muy alegres, cálidos y acogedores. Encontré una chica que me recuerda a la gente del sur de Francia y a mi familia. Uno se siente enseguida cómodo con ellos porque son muy abiertos y generosos.
Adoro a la familia de Lucía: son atentos y geniales; me hicieron vivir muchas cosas y me trataron como un miembro más de su familia. Me alegra haber vivido esta experiencia con ellos. Son realmente personas buenas con quienes compartí momentos maravillosos, y gracias a ellos la experiencia pasó demasiado rápido.
Estoy muy contenta de haber vivido este intercambio porque descubrí a Lucía de dos maneras diferentes. En Francia me parecía muy tímida (nuevo idioma, nueva familia, nuevo centro escolar…) y los franceses suelen ser muy reservados, así que al principio fue difícil conocerse. En cambio, en España descubrimos que teníamos muchas cosas en común y para mí se convirtió en una muy buena amiga.
También hubo cosas que cambiaron en mí. Fue bastante impactante darme cuenta de que hay palabras que salen de nuestras costumbres. Por ejemplo, cuando Cyrille o me distribuían palabras en francés y mi instinto era responder en español. ¿Es bueno o malo? No lo sé, pero poco a poco mi mente empezó a pensar en español; lo que quería decir lo traducía automáticamente. A veces se me olvidaba cómo era en francés o había palabras que ya no necesitaba traducir.
Las clases son muy diferentes aquí; la relación con los profesores también. Todo el mundo era muy comprensivo, aunque prefiero el sistema escolar francés. Aun así, prefiero estar aquí en España (es solo cuestión de costumbre, creo).
Me gusta también la comida: descubrí nuevas recetas y alimentos distintos, aunque prefiero la gastronomía francesa. Digamos que en Francia los platos son un poco más elaborados, mientras que en España se encuentra más el estilo de mesón lo que le da ese aspecto cálido. Los dos me gustaron mucho, pero la cocina francesa me hizo falta —quizás sea cuestión de costumbre tambien.
En cuanto a los paisajes, España (al menos lo que vi) tiene paisajes sublimes: algunos se parecen un poco a los de Francia, otros son completamente nuevos para mí y me encantó descubrirlos.
En resumen, mi estancia en España me permitió enriquecerme cultural, lingüísticamente y personalmente. He hecho encuentros inolvidables y volveré con un pedacito de España en mí. Me da tristeza que esta experiencia termine y tenga que dejar a las personas a quienes me he encariñado. No pensaba que la perspectiva del final de esta estancia me afectaría tanto. Va mucho más allá del descubrimiento y del placer de viajar. Aquí me he hecho amigos, he encontrado una nueva familia y he conocido a personas todas únicas y maravillosas. Nunca estaré lo suficientemente agradecida por haber tenido la oportunidad de vivir una experiencia así, ya sea hacia las personas que organizaron este intercambio, mi profesora o quienes me acogieron con tanta generosidad. Pero también estoy feliz de haber vivido esta experiencia, y sé que no es un libro que se cierra, solo una página que se pasa… y que volveré.
Tom Mineur
Hola, me llamo Tom, tengo 16 años y he estado un mes en España con el proyecto de intercambio Erasmus+ « Picasso Mob ». Para decirlo simplemente, me encanta la cultura española: las fiestas, la comida (aunque el vino, los dulces y casi todo lo demás es mejor en Francia, sin comparación), los paisajes de olivos, las calles (especialmente las de Iznatoraf), la gente, el calor, etc.
He vivido muchas experiencias en este corto período de tiempo. Mi nivel de español es ahora mucho más alto que hace un mes. Recomiendo los intercambios a todas las personas que quieren mejorar su nivel en otra lengua, desarrollar su pensamiento crítico y descubrir otros países.
De verdad, prefiero el sistema escolar español : llegamos a casa más temprano, sobre las dos y media en lugar de las seis, los alumnos están más cerca de los profesores y el ambiente es mucho más relajado. Cuando tienes 16 años, España es un paraíso en la tierra.
Es cierto que hay más gente en las fiestas francesas o belgas, pero las fiestas en España son más variadas y numerosas.
¡ Muchas gracias por este viaje inolvidable !











